Francisco López Bárcenas
El año 2010 llega cargado de mucho simbolismo. Desde las instituciones gubernamentales, lo mismo que desde algunos espacios sociales, nos recuerdan insistentemente que se cumplen doscientos años de la Independencia y cien de la Revolución, fechas importantes porque simbolizan el tiempo en que nuestros antepasados comenzaron a forjar nuestra patria como país independiente y a inventar el Estado social del cual las generaciones pasadas disfrutaron, hasta que los postulados revolucionarios se echaron al carro del olvido y sentó sus reales el Estado neoliberal. De quienes actualmente detentan el poder se entiende que usen esas fechas para legitimarse, pues eso les ayuda a mantenerse en el poder. Lo que no se comprende bien es que los excluidos, sobretodo los que hablan refiriéndose a los pueblos indígenas, se ciñan al discurso oficial.